Cómo evitar un golpe de calor

¿Sabes qué es un golpe de calor? ¿Sabrías como prevenirlo y cómo actuar en caso de presenciar o sufrir uno? Os dejamos a continuación alguno consejos para evitar padecer uno.

¿Qué es el golpe de calor?

Se trata de un aumento de la temperatura corporal por encima de los 40º como consecuencia de un fallo del sistema termorregulador de nuestro organismo. Se produce cuando nos exponemos a temperaturas muy altas con humedad ambiental. Si sufrimos un golpe de calor, nuestra piel está seca porque no sudamos.

¿Hay distintos tipos de golpe de calor?

Distinguimos dos tipos de golpe de calor:

  1. Por ejercicio. Suele aparecer en gente más joven y sana que practica deporte o trabajo intenso en zonas con mucho calor.
  2. Clásico. Es el que aparece en personas más debilitadas como ancianos y niños pequeños, durante las olas de calor del verano. Suelen aparecer muchos casos, provocando incluso epidemias.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas son muy variados, hecho que complica en muchas ocasiones saber que estamos ante un golpe de calor. No obstante, el síntoma principal es el aumento de la temperatura.

En el golpe de calor clásico las piel suele estar seca. No sucede lo mismo en golpes de calor provocados por ejercicio, donde si aparece sudoración en la piel.

Los pacientes que lo sufren suelen notarse muy enfermos, con dolores y calambres generalizados. La tensión sanguínea está muy baja y se altera incluso el nivel de conciencia, pudiendo llegar a convulsionar o entrar en coma.

Si no se actúa rápidamente se van dañando los órganos internos, provocando un fallo multiorgánico, pudiendo llegar a la muerte hasta en 7 de cada 10 casos.

¿Quiénes son las personas más propensas a sufrirlo?

Las personas mayores de 65 años y los menores de 2 años son los más sensibles. También los obesos y pacientes que sufren enfermedades crónicas (diabetes, insuficiencia cardíaca, renal…)

Corren el riesgo de padecer un golpe de calor las personas que, a pesar de contar con buena salud, consumen fármacos como barbitúricos, diuréticos o neurolépticos, o que se hallen bajo los efectos del alcohol.

Deben extremar las precauciones aquellas personas que provengan de climas habitualmente más fríos (países del norte de Europa, por ejemplo).

¿Qué condiciones ambientales son propicias para que aparezcan más casos?

Las temperaturas de más de 34 ºC y humedades relativas en torno al 60% o más. Los días que nos encontremos en cifras cercanas hemos de extremar la precaución.

¿Qué debemos hacer para prevenirlo?

En primer lugar no debemos exponernos a temperaturas elevadas los días más calurosos, por lo que debemos evitar salir a la calle entre las 12 y las 17 horas. Si salimos a la calle, debemos llevar ropas de fibras naturales y transpirables, que no aprieten y que eviten que el sol incida directamente sobre nuestra piel.

Debemos estar bien hidratados y reponer el agua y las sales que perdemos con el sudor. Podemos llegar a necesitar hasta 1 litro de bebidas isotónicas por hora, si estamos trabajando al aire libre en un día de mucho calor.

Debemos evitar el ejercicio intenso, el alcohol, el café y las comidas copiosas.

¿Cómo debemos actuar si presenciamos uno?

Lo primero que se debe hacer es trasladar al afectado a un lugar fresco y aireado, y si es posible con aire acondicionado. Se debe tumbar a la persona y retirarle la ropa intentando enfriar el cuerpo con paños de agua fría, abanicándole a su vez. Posteriormente ofreceremos bebidas frías y llamaremos al teléfono 112 dando detalles de lo sucedido.

En caso de que el paciente pierda parte de su nivel de conciencia evitaremos dar líquidos por la boca.

Lo principal es no olvidar que nos encontramos ante un problema frecuente durante las olas de calor, y que se trata de una emergencia médica, por lo que la actuación rápida por profesionales puede evitar complicaciones mayores, así como secuelas posteriores.

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Nesletter Ribera Salud

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